miércoles, 28 de julio de 2010

La chica de los zapatos de tacón

Cruza el lumbral de la entrada perdiéndose en el humo del tabaco que oculta su mirada entre perdida y desesperada. Notan su presencia al instante a pesar de no mover sus cabezas ni interrumpir sus conversaciones. Abre la boca en un gesto de suplica pero ni un sonido se escucha salir de sus labios. La imagen ante sus ojos a pesar de su cotidianidad le produce un inmenso e inexplicable desconcierto. El sonido de sus pasos delata su posición a pesar de que nadie parece haber reparado en ella. Se acerca ala barra para solicitar algo pero no encuentra a quien hablarle, confundida se acerca a una mesa.

- Disculpa
-¿que quieres?- el sujeto la increpo al instante totalmente conciente de su presencia pero con tal abstraimiento que era incapaz de levantar la vista.
-necesito ayuda, acaba de ocurrir un accidente
-que bonitos son tus zapatos- respondió como si no escuchara lo que le decían
-un teléfono, un medico, lo que sea- suplico empezando a caer en la desesperación- necesito ayuda o se desangrara.
-ya esta muerto- respondió el con la misma soltura que lo haría una persona cualquiera al referirse al clima.

El desconcierto la obligo a retroceder un par de pasos que retumbaron en el espacio. El sujeto al perder el punto de vista que robaba su atención levanto la mirada en dirección a la chica perdida. Su rostro de un tono pálido enfermizo se dibujaba terrorífico en un ambiente tan poco iluminado, una lúgubre sonrisa se delineaba en la cara del extraño.

De pronto la puerta se abrió, un sujeto alto y fornido atravesaba el umbral arrastrando un bulto difícil de identificar, El sujeto frente a la chica salto de su puesto al instante para acercarse al recién llegado, un cruce de miradas fue toda la conversación que tuvieron antes de clavar su atención en la chica, se aproximaron a ella a paso lento pero seguro. El miedo invadió su cuerpo al verlos acercarse quiso huir pero ellos bloqueaban la única entrada, intento escapar pero solo consiguió llegar al piso al perder el equilibrio a causa de los delgados tacones de sus zapatos, grito clamando ayuda, pero solo obtuvo aumentar el numero de sus perseguidores, se arrastro por la repulsión que le producían todas aquellas manos acercándose a ella, se golpeo contra la barra y una botella de licor se quebró a su lado, pequeñas esquirlas se clavaron en su cuerpo tiznándola de sangre, el color carmesí despertó la bestia interna de sus perseguidores que se arrojaron al piso para apresarla, tomo el gollete de la botella e intento defenderse pero fue en vano. La sujetaron entre varios.

Recuerdos recientes pasaban fugaces por su mente, la fiesta de graduación de la que había escapado, la fiesta a campo traviesa, el chico guapo que la invito a salir de ahí, sus amigos haciéndole bromas al respecto, irse con un extraño no era algo que hacia por primera y nunca le había traído malos resultados, hasta ahora, pero no era culpa del muchacho, fue ella la que le sugirió venir a este pueblo abandonado,

Sus captores se deleitaban desvistiéndola poco a poco exento por sus zapatos, rasgaron su ropa y babearon sobre su cuerpo, en un ultimo esfuerzo por defenderse, logro liberarse una pierna y le clavo un tacón en los genitales al sujeto que estaba sobre ella, al resto de sus captores no les hizo gracia, la golpearon con los puños hasta dejarla, inconciente pero las intenciones habían cambiado el recién golpeado tomo uno de los trozos de vidrio esparcidos por el suelo y con la limpieza de un cirujano corto su rostro.

Solo un sujeto seguía sentado, alejado en un rincón, mirando a sus compañeros sersenar a la pobre chica, solo se levanto cundo sus compañeros se dispersaron, esquivo los pedazos de cuerpo y hundiéndose en el charco de sangre extrajo los zapatos, fríos pero entibiándose con su nuevo color, simplemente los miro y los colgó junto a los otros.