sábado, 22 de mayo de 2010

PISE


Posibilidades Inexistentes para Sentimientos Equivocados


Aun se estremece mi cuerpo, en ese momento durante un instante cerré los ojos y pude ver todo aquello que pudo ser, que pudimos ser o mejor dicho todo aquello que nunca seriamos, vi los días felices, los abrazos eternos, las sonrisas imborrables en nuestros rostros, sentí los besos profundos que harían vibrar mi alma, besos de aquellos labios que nunca toque con los míos, demasiado inocentes para corromper con mis problemas, demasiado tibios para enfriar con la hiel que exhalo cuando respiro, vi mis manos acariciando tu rostro mientras que por tu rostro subía la sensación de seguridad que te brindaba mi piel sobre la tuya, vi mi vida contigo, mi futuro contigo, como cambiaba mi mundo entorno a ti y como me hacia valiente para luchar contra todos lo que se opusieran a lo nuestro, me vi protegiéndote y te vi cuidándome, nos vi viviendo esa felicidad tan real que no merecía existir en este mundo, vi alegria sueños y dolor todo en un instante.


Por eso cuando supe que te irías me concedí un único placer, a pesar de haber renunciado a ti hace tanto tiempo, por mi, por ti, por ella lo nuestro era demasiado imposible para siquiera sugerirlo, así que trate de olvidarte a pesar de que caí a tus pies en el instante que pasaste ante mis ojos, maldita filosofía kantiana lo nuestro no debía ser, pensé que ya lo había entendido tanto mi cerebro como mi corazón, pensé que te habías tornado indiferente para mi, pero mentiría si dijera que no sentí nada al estrecharte entre mis brazos, si dijera que mi corazón no se acelero al tenerte tan cerca, que mi cuerpo no temblaba resistiéndose a besarte, mentiría y mentiré si me lo preguntan, porque se a ciencia cierta que yo nunca e sido para ti ni la sombra de lo que tu eres para mi, pero mi silencio es un precio muy bajo por tu tranquilidad, sin embargo quise gritar, quise besarte y traicionar porque en ese único brazo que me permití darte solo para decirte adiós, detuviste mi pulso y me llenaste de ese aliento vital que mi piel nunca debió conocer.


Corrí de tus brazos lo mas rápido que me permitió la compostura, te dije adiós con mi alma y te abandone junto a una lagrima solitaria, me convencí del mero capricho que significabas para mi, sufrí tu partida por tu ausencia y rei de mi libertad, sin hechizo, sin traición estuviste a punto de cambiar mi vida, de descarrilarme de las vías de mi conciencia pero todo había acabado y yo había permanecido firme en todo instante, me devolví a lo cotidiano sonreí en los brazos de las cadenas que rodean mi cuerpo y volví a pensar que la dicha se vislumbraba en mi camino.


… nada mas pise en mi corazón.


Entonces una alucinación se vuelve tangible, un día como cualquiera te figuras entre la gente y cruzas el lumbral de mi oficina, corro hacia tus brazos sin importarme si la gente nos mira, me detengo a un palmo de tu piel sin tener conciencia de lo que haré, me abrazas y con tu calidez sobre mi cuerpo vuelvo a sentir la vitalidad, acaricio tu piel con ternura y sin pensarlo poso mis labios sobre los tuyos, para mi sorpresa respondiste mi acto, un nanosegundo en el que el mundo desapareció y pude haber muerto por todos los sentimientos que provocabas en mi, un nanosegundo que termino con la sorpresa en mi rostro y la sonrisa en el tuyo, pude ver en tus ojos que anhelabas ese beso tanto como yo, ese beso tierno, único, perfecto. Por un instante vi tus ojos brillar antes de volver a su acostumbrada oscuridad, solo un susurro sale de tus labios antes de que desaparezcas de mi vida, con el sonido del deber, la resignación, la culpa y la determinación que solía ser lo único que ponía fuego en tus ojos:



Lo nuestro simplemente no puede ser