sábado, 30 de marzo de 2013

Decisiones


“Es la interdependencia entre presa y depredador lo que genera la homologación de los animales salvajes con la especie humana”

Robert cerro el libro molesto ante aquella frase, reclamando ante los errores semánticos y los silogismos mal interpretados que implicaba, lo cierto es que su mayor pesar es la fuerte sensación de que tenía razón, el depredador necesita de su depredado para mantener su vida, el depredado necesita de su depredador para terminarla, ambos generan una dependía para continuar con su ciclo vital, así como los humanos dependen de otros humanos para poder sobrellevar momentos y situaciones, el gran error era el reduccionismo de la frase al no considerar la naturaleza fluctuante y dual de los humanos donde se puede pasar de presa a cazador y viceversa además de poder ser las dos cosas al mismo tiempo de un modo relativamente aristotélico. El problema de Robert no era la comprensión de la materia sino la propia interpretación e identificación con ella, después de todo a nadie le gustaba sentirse la pieza vulnerable en la partida.

El joven de no más de veintidós años se inclinó en su silla y revolvió su oscuro cabello con sus manos intentando apartar los pensamientos confusos de su cabeza, empresa no fácil al notar el brillo en su teléfono móvil, se trataba de un mensaje.

“nos vemos esta tarde, a las 4, donde siempre”

Robert deslizo sus dedos por el teclado y genero al instante una respuesta de forma afirmativa, pese a que sabía bien que no era una pregunta, se detuvo un momento antes de enviarla, en  un intento de tomar conciencia de sus a actos, a pesar de que no tenía el habito de hacerlo en estas circunstancias. “a las fauces del depredador” se dijo así mismo y presiono el botón de enviar.

 Alzó la cabeza dejando que la luz que entraba por la ventana lo iluminara, quizás debería seguir estudiando, pero lo cierto es que no estaba de humor y dudada de su capacidad para enfocarse en la materia de forma académica por lo cual tras eternos minutos disfrutado la tenue calidez del sol que lo cobijaba decidió salir de la biblioteca con el mero propósito de sentir sobre su piel el calor natural sin las barreras de cristal que los separaban.

El viento abrazaba el cuerpo de Robert que veía las hojas caer cambiando sus tonalidades ante el brillo del sol manifestando la presencia del otoño, el olor a humedad en el aire lo instaba a sentirse cercano al final. Su mente, la materia y el ambiente le mantenían presente que este era un dia diferente, se avecinaba un cambio y seria él mismo quien lo provocaría.

A las cuatro de la tarde Robert se encontraba puntual en el lugar indicado, vio la figura de quien esperaba y sintió la vulnerabilidad de su espíritu y de sus emociones tan viva como si no tuviera husos y piel que sostuvieran su cuerpo. No obstante se mantuvo firme.

- hola- susurro su acompañante mientras tomaba el mentón de Robert para disminuir los centímetros que separaban sus labios.

Robert por su parte en un acto que le requirió mas dominio de si mismo que cualquier cosa que hubiera hecho, aparto su rostro.
-          te estas haciendo de rogar – exclamó en tono molesto
-          no, por lo general no tengo la capacidad de hacerme el difícil contigo- Respondió Robert con dureza
-          ¿Qué pasa Robert? ¿te estas cansando del juego?
Robert se apartó un par de metros, la cercanía de Rene empezaba a asfixiarle, siempre había estado consiente de la situación en que se encontraba así como siempre se había sentido no más que una presa en este juego de depredación.

-          Si, me estoy cansando- respondió finalmente para la sorpresa de su contraparte
-          Bien, ya sabes que debes hacer, la puerta es bien ancha querido – musito René con aquel tono manipulador tan propio de su personalidad.
El joven pelinegro miro a su acompañante dudoso de su actuar y tras solo una par de segundos la aparto para no flaquear, la decisión estaba tomada y eres preciso ejecutarla antes de que el valor abandone su espíritu
-          Entonces eso es todo-  exclamó Robert en tono bajo pero seguro
-          Como gustes- respondió René mientras alzaba sus cejas con picardía paralizando a su compañero.

En un abuso de arrogancia René se acerca y besa la mejilla de su compañero, denotado la poca importancia que brindaba  a las palabras que acaba de escuchar. Un acto que no se prolongó por más de tres segundos tras los cuales se retiró sin el menor comentario.

Robert sintió como su corazón se despedazaba en medio de su pecho al ver a la persona que mas le importaba alejarse, con su acostumbrado andar despreocupado, probablemente con su sonrisa segura y su común gesto de suficiencia pero a pesar de que la angustia oscurecía su pecho una extraña tranquilidad le acompañaba, se había liberado de sus ataduras por el mismo, una nueva vida acaba de comenzar.



viernes, 8 de marzo de 2013

Destino


Las palabras corren desesperadas de los labios que se encuentran ignorantes de haberlas dejado escapar

Andrea no puede evitar escucharlas, al instante se voltea, el tiempo detiene su curso constante por un momento eterno que le permite  verlo como hace demasiados años que no lo veía  Como el hombre que la enamoro, fuerte y arrogante pero al mismo tiempo muy frágil  siempre pensó que Victor  destruiría su corazón  nunca imaginó que todo pudiera terminar asi.

Ahora que el aire los envolvía en una burbuja que era capaz de separarlos del mundo, era fácil verlo como en aquel tiempo, ahora que todo estaba apunto de terminar era fácil recordar el momento del inicio.
Él, el típico amigo de un amigo, que es conocidos por todas, pues era guapo y popular con las mujeres, ella una chica normal, responsable y con su par de pretendientes, pero Victor era diferente, él realmente cautivo su corazón desde que sus miradas se cruzaron. tarde o temprano ocurriría lo esperado, compartiendo amistades era inevitable que se conocieran y hablasen  una cosa llevó a la otra y pronto fueron mucho mas de lo que ambos se podrían imaginar.

Dos años transcurrieron en un pestañeo y el recorrido de la vida continuo su paso y el presente se manifestaba en le paso firme y tranquilo que ahora llevaba a Andrea frente aquel que por mucho tiempo llamo "su único amor", lo miro a los ojos como tantas veces había hecho  mientras las palabras resonaban en su mente

"ya no te amo"

- Yo tampoco- contestó Andrea con verdadera sinceridad

Victor la abrazó, como no hacia en mucho tiempo, con verdaderos deseos de estrecharla en sus brazos

- gracias- respondió en un arrebato de honestidad.

-Adiós - respondió ella cuando se desprendió de aquellos brazos que pensaba que nunca abandonaría

Una sonrisa compartida se figuraba en el rostro de los otrora amantes, que bajo el dolor y la nostalgia disfrutaban el cambio que se avecinaba.