jueves, 6 de octubre de 2011

Misteriosa Realidad - Capitulo 7 (Final)

No tardaron en encontrar el lugar que buscaban, el laboratorio de biología y anatomía básica se encontraba asombrosamente iluminado por una cálida luz que parecía provenir de las paredes, se veía completamente diferente al lugar que Elizabeth había visto hace tan solo unas horas, no obstante la joven estaba segura de encontrarse en el mismo sitio, a pesar de que ahora más que un laboratorio parecía una cocina perfectamente equipada con todos sus implementos y una larga mesa para servir sus delicias.

- Tomen asiento – las invito la voz femenina de una figura vestida de cocinera cuya presencia no habían notado, la figura les daba las espalda mientras cocinaba algo en la plancha, las chicas por su parte sin estar del todo consciente de sus actos obedecieron.

La cocinera se voltio y Elizabeth reconoció en ella a la mujer que hace un rato las llamaba, aunque ciertamente resultaba mucho menos aterradora vestida de cocinera con el sombrero que le hacía juego y tanta luz por todos lados, sus mejillas rellenas y rosadas le proporcionaban un aspecto incluso amigable.

- Coman un poco, es bueno variar de los medicamentos de vez en cuando y esto es bastante saludable – ofreció mientras ponía frente las jóvenes distintos platos.

Elizabeth miro la comida con recelo, sin lograr distinguir los ingredientes pero con la fuerte creencia de que eran partes humanas, después de todo no había olvidado que se encontraban en el laboratorio de biología y anatomía básica independiente de la apariencia que tuviera este. Busco las miradas de sus compañeras con la esperanza de encontrar algo de apoyo, Andrea parecía igual de cuidadosa que ella pero Patricia por otro lado comía con entusiasmo.

- Pruébenlo, esta bueno. Comento esta al notar las miradas de sus compañeras.

Andrea aun recelosa probo un poco y con gestos invito a Elizabeth a que hiciera lo mismo, esta por su parte miro su plato, acomodo a su hermanita para poder sujetarla con un solo brazo y probo un poco de la extraña comida, tenia textura de cartílago pero para su sorpresa tenía una agradable sabor a cebolla frita. Las chicas comieron rápidamente sin ninguna conversación hasta que al terminar su cocinera exclamo.

- ya se ven mejor, que les parece si vamos a las habitaciones y las presento – parecía que la mujer hablaba para ella sola sin prestarles la menor atención – primero hay que enterrar sus cuerpos y luego…

Los ojos de Andrea y patricia se abrieron como platos al escuchar estas palabras, pero Elizabeth permanecía extrañamente tranquila como si y se esperara una afirmación como esta.

- pero señora – la interrumpió con la misma calma – nosotras no estamos muertas

- ¿pero cómo es posible? – murmuro la mujer mientras que la sorpresa acudía a su rostro.

- no lo sé señora, esperaba que usted pudiera explicárnoslo ¿sabe si esto había ocurrido antes?- pregunto Elizabeth

La mujer parecía consternada, el color había desaparecido de sus mejillas mientras buscaba en su memoria durante segundos que parecían eternos.

- me parece que el joven Ben estaba completamente sano cuando lo conocimos - pero nadie sabe cómo, ni porque, tampoco pudimos preguntárselo, estuvo muy poco tiempo por aquí

Elizabeth se sonrió, no sabía muy bien que pretendía hacer ni como lo haría, pero el calor de la esperanza invadió su espíritu y esto que pensaba era su cuerpo, a estas alturas no estaba segura de nada.

- De pie chicas – les dijo a sus amigas que seguían petrificadas sin terminar de entender que era lo que ocurría- no sé si saldremos de aquí, pero tengo una idea – agrego mientras se ponía de pie con la pequeña Constanza en sus brazos y un brillo de seguridad en su mirada.

- yo te sigo – exclamo patricia finalmente mientras se ponía de pie

- no creo que tenga elección – le siguió Andrea con una sonrisa, producto de el animoso ambiente que llenaba el aire.

La mujer aun sorprendida vio salir a las tres chicas de la habitación sin atreverse a seguirlas

***

En la mañana del día siguiente a la fiesta de graduación un centenar de policías rodeaba el viejo edificio del illusions real school”

- ¿han encontrado algo? – preguntaba Ricardo del Toro con desesperación a cada oficial que tenia a su lado

- no señor, pero seguiremos buscando – era la respuesta más común

Ricardo encendía un cigarrillo tras otro presa de los nervios, hasta que distinguió a un joven oficial que se acercaba a él con velocidad cargando un extraño bulto difícil de distinguir entre sus brazos

- ¿señor del Toro? – pregunto el oficial mientras le ofrecía el bulto, Ricardo arrojo lo que le quedaba de cigarro y con el corazón acelerado lo tomo con premura, hay envuelta en una frazada estaba su pequeña hija Constanza tan blanca como el papel, toco su rostro con su mano y las lagrimas corrieron por sus ojos al sentir el frio de su piel.

- ¿papi, eres tú? – Pregunto de pronto la criatura al tiempo que abría los ojos – papi, tuve un sueño horrible - grito mientras lo abrazaba con todas sus fuerzas.

Ricardo no podía creer lo que escuchaba, sentía como le volvía el alma al cuerpo, abrazo a su pequeña fuertemente, la alegría de encontrarla con vida era tan inmensa que escapaba por sus ojos, cualquiera que lo conociera podía decir que no había estado tan emocionado en toda su vida. El hombre reviso con cuidado a su hija en busca de alguna herida, pero esta parecía encontrarse completamente sana, más allá de la particular palidez y el frio en su piel no tenía ninguna herida, de hecho no le sorprendió el darse cuenta que llevaba el mismo vestido blanco de lazos rosa pálido que lucía para la graduación de su hija, solo llamo su atención la usencia tanto de zapatos como de calcetines en su hija, esta se encontraba completamente descalza y con una delgada cadena de plata que él nunca había visto en su tobillo izquierdo, y al revisarla detenidamente en esta encontró una pequeña cruz también de plata y amuleto con forma de corazón. No comprendía de donde habían salido pero al intentar quitárselo su hija se lo impidió, rogándole que le dejara conservarlos.

La policía busco por días pero no encontró señales Elizabeth ni de sus compañeras por más presiones que Ricardo del Toro ejercía, era como si las chicas simplemente hubieran desaparecido de la tierra.



2 comentarios:

Ms. Davis dijo...

quizas escriba una segunda parte en el futuro, pero aun no lo decido

Carcel a los Recuerdos. dijo...

genial :)