domingo, 25 de diciembre de 2011

Capitulo 4

La habitación era alargada y amplia con un techo alto, en su interior solo se encontraban, los acostumbrados guardias junto a la puerta, una figura ubicada en un sillón al final del pasillo alfombrado y otra figura junto a ella ambas ubicadas a alrededor de un metro de altura debido a los acostumbrados escalones y ladrillos propios de estas habitaciones, el joven avanzo con seguridad por el pasillo mirando detenidamente a las personas que lo esperaban, ambas eran mujeres, al instante adivino que Sybille debía ser la figura ubicada en el sillón, no porque reconociera sus rasgos, ni porque el estar sentada le brindara mayor rango sino no por la expresión de solemnidad en el rostro de su acompañante, la misma expresión que tantas veces había visto entre guardias, instructores, militares, o cualquiera que tuviera alguna relación con esa arcaica y casi extinta actividad bélica.

Willyen se detuvo en seco a exactamente diez metros de distancia entre Sybille y su acompañante, e inclino su cabeza realizando el acostumbrado saludo a personas de rango superior, su cuerpo estaba tenso y sentía grandes deseos de moverse y mirar detenidamente a sus interlocutoras, pero estaba consciente que debía mantenerse firme y mantener el saludo hasta que Sybille hablara, tal como decían los manuales de comportamiento. Los segundos parecían eternos y el silencio parecía ser dueño de la habitación, Willyen buscaba en su mente si es que había olvidado algo en el saludo, o si había alguna forma de iniciar el la conversación, pero no encontraba nada entre su memoria, ciertamente la clase de comportamiento público y compostura nunca fue de sus preferidas y sentía que los años sin prestarle atención ahora le estaban pasando la cuenta.

-Derecho Willyen, quiero ver tu rostro – la voz de Sybille era suave y paciente, con ese tono de calma que se adquiere solamente tras haber vivido muchos años o muchas experiencias y se ah adquirido la certeza de que es mejor mantener la tranquilidad para disfrutar los momentos. Willyen tardo en reaccionar estaba tan inserto en sus cavilaciones que el sonido a pesar de ser firme y claro, le pareció lejano y débil, casi como un producto de su imaginación, finalmente tras 45 segundos que parecieron horas alzo el su rostro, siendo recibido por una cálida sonrisa en los labios de Sybille y por unos celestes ojos que lo escrutaban con expectación.

Sybille parecía una mujer madura de alrededor de unos 40 años. Willyen la escruto con detenimiento por una suerte de efecto hipnótico en su persona, su cabello era oscuro sin ninguna cana de un Negro tan oscuro como el Zeltom del planta Creiber, su contextura era delgada incluso parecía frágil para la vista, bajo su túnica azul oscuro que junto a la luz producían que su piel se viera mucho mas blanca de lo que era en realidad, su rostro era ovalado con solo un par de pequeños surcos cerca de sus ojos y en el contorno de su boca, únicas arrugas evidencias de su edad, sus manos por otro lado, cruzadas sobre su regazo parecían, suaves, más bien delgadas, con una vitalidad propia de una adolecente. Estas llamaron más que cualquier cosa la atención del joven que no podía dejar de mirarlas, hasta que súbitamente una hoja afilada se puso frente a sus ojos, Willyen sorprendido retrocedió un par de paso hacia atrás y tropezó con los escalones, una vez en el piso y con el filo de una lanza contra su cuello tomo conciencia de lo que ocurría, presa de su contemplación hipnótica había avanzado sin darse cuenta y había subido los escalones hasta encontrarse a tan solo un palmo de Sybille y como era de esperarse su guardia la había protegido.

- Nidhara tranquila, no queremos asustar a nuestro invitado – la detuvo Sybille en un tono que a Willyen le pareció irónico, pero al menos había tenido el efecto de alejar el arma afilada de su cuerpo.

El joven rápidamente se puso de pie y se ubico nuevamente a diez metros, parándose recto e intentando recuperar un poco de compostura, hecho que parecía divertir enormemente a Sybille quien se sonreía silenciosamente desde su puesto.

- Me parece joven Willyen que eso ha sido suficiente por ahora, lo veré esta noche en mi habitación – la mujer pronuncio las palabras sosegadamente sin dejar de sonreír, mientras hacia un gesto de despedida con su mano derecha.

Willyen sin comprender del todo que acaba de ocurrir, no se hizo de rogar, dio medio vuelta y salió de la habitación tan rápido como se lo permitían las reglas de etiqueta, cuando cruzo el dintel de la puerta la confusión aun estaba en su mente, su primer encuentro con Sybille parecía mucho más extraño de lo que él había podido imaginar.






martes, 6 de diciembre de 2011

Presa y cazador

Las miradas se cruzaron, solo bastó un instante para reconocerse, presa y cazador se encontraron el uno al otro en una breve mirada que despareció todo alrededor. La liebre grácil y ligera se deslizó ante el primer pestañeo, el zorro acostumbrado a este tipo de artimañas se adelanto a sus pasos interponiéndose entre ella y la única salida.
-¿Cuándo nos convertimos en enemigos? – pregunto irónico y cauteloso
-¿Alguna vez no lo hemos sido? – respondió en contra pregunta, con esa voz tan dulce que es capaz de conquistar a los zorzales pero con un tono tan frio que aun el sol se congelaría si hubiera estado al alcance de su aliento.

Es extraño quien hubiera sido capaz de mirarlos juraría que un destello de tristeza se poso en sus ojos, un pequeño destello brilló opacado rápidamente por el aroma a muerte que inundaba la habitación.

Zith levanto un brazo hacia su presa, procurando moverse con la velocidad precisa que permitiera a su víctima escabullirse, ciertamente no quería acabar con ella pero permitirle vivir implicaría firmar su propia condena de muerte.

Ágilmente atrapo su brazo de un zarpazo, las uñas se clavaron sobre la piel y se tiñeron los dedos del acostumbrado color carmesí, él la miro sorprendido, a lo largo de su trayectoria muchas personas habían intentado resistirse, pero esta manifestación literal de la conocida frase “pelear con uñas y dientes” le resultaba por decirlo menos irrisoria. De pronto movió su brazo en forma violenta provocando que Laura se estrellara contra la pared contigua y quedando inconsciente de forma casi automática.

-terminemos con esto- murmuro Zith al tiempo que se acercaba al cuerpo indefenso. Apunto la pistola hacia su cráneo con un gesto mecánico, pero algo lo detuvo al momento de presionar el gatillo, no tenia porque ser tan rápido, la contemplo por última vez, ella con su piel blanca, con su cuerpo menudo, ella que había cambiado su vida, por quien incluso habría dejado de matar, si tan solo las cosas hubieran sido diferentes, pero ¿como explicarle a alguien que tu trabajo es extinguir la vida de las personas? Aturdido miro a su alrededor en un esfuerzo vano de espantar tales pensamientos de su mente, pero ahí justo en medio de la habitación yacía el cuerpo de un desconocido, un numero más en su lista de tareas del día, había pensado ir por él a las 4 pm. Pero el planeta está lleno de ingenuos y este había ido en su busca con la intención de acabar con su sicario antes de ser asesinado.

Todo había pasado demasiado rápido, Laura había entrado por la puerta en el preciso instante en que él había disparado a sangre fría. Solo basto una mirada para entenderlo todo y ahora ella respira irregularmente en espera de su muerte. Zith se acerco lentamente y la beso en un último gesto de despedida, pero para su sorpresa los cálidos labios le respondieron el tierno acto,  dulce alegría que no duro más que un momento siendo reemplazada rápidamente por una afilada punzada de dolor.

Laura se aparto, se puso de pie y limpió el filo de un cuchillo con un pañuelo que saco de su bolsillo sin dejar nunca de observar a su víctima. Zith cayó con ambas rodillas en el piso mientras sentía la sangre deslizarse por su estomago.

-Lo siento querido, son negocios – respondió ella ante la pregunta que se dibujaba en sus ojos – No te preocupes, esto será rápido – agrego mientras se deslizaba a su espalda, Tomo sus cabellos con solo una mano exponiendo su cuello y alzo su arma con la otra. Basto una fracción de segundo para que todo hubiera terminado, el cuchillo rodo por el suelo y el cuerpo de Laura se desplomo aun con la mirada decidida y la mandíbula firme en un gesto de convicción. Zith que aun tenía su pistola difícilmente se puso de pie y contemplo la herida, la bala había entrado bajo la ultima costilla derecha y no había salido, probablemente porque alguno de los huesos del hombro derecho se lo impidió.”Fue un buen disparo” pensó para sí, mientras cerraba los ojos de su amada, probablemente ella no había sentido nada, pero el aun se desangraba, deambulo por la habitación, miro su reloj, eran las 4pm mas 2 minutos, ingirió un par de analógicos junto a un trago de Whisky y empezó a cocer la herida, esto era solo un gaje del oficio.

El verdadero problema de ser un asesino es que todos en algún momento desean matarte.   



lunes, 21 de noviembre de 2011

Antes

Antes de que voltees, mírame bien

Antes que te marches, escúchame

Sabes muy bien que aun tengo algo que decir

Sabes que sin tus besos no se vivir


Antes de que decidas que vas a hacer

Antes de abrir la puerta, piensa muy bien

Puede que hoy des lo pasos lejos de mi

Y que quizás mañana, yo no este aquí


Sabes que estoy pidiendo una oportunidad

Solo te estoy diciendo, atrévete a amar

Mirame bien los ojos, enfrentame

Puedo sentir tu miedo pero luchare

Oh, oh, oh, oh (X2)


Antes de que decidas que es un error

Antes de que amordaces al corazón

Que inventes una imagen para encajar

Y escondas frente a todos la realidad


Sabes que estoy pidiendo una oportunidad

Solo te estoy diciendo, atrévete a amar

Mírame bien los ojos, enfréntame

Puedo sentir tu miedo pero luchare

Esto es amor, entre tu y yo

Se que lo puedes sentir

sábado, 12 de noviembre de 2011

Golpe de realidad

“Es duro ser engañado, pero es aun más duro ser engañado de un modo que ni siquiera imaginaste”

Estos eran los pensamientos de Erick, las palabras se agolpaban en lo profundo de su mente mientras su pecho se apretaba bloqueando gran parte de sus sentimientos, solo quería escapar, corrió por la ciudad sin rumbo fijo y al llegar a una esquina golpeo la pared de una tienda con su puño, la gente a su alrededor se le quedo mirando como quien mira a un demente recién escapado de un psiquiátrico, debía controlarse, pero estaba frustrado, ofendido y herido. Se metió a un callejón poco concurrido y ahí entre los botes de basura, se apoyo a intentar comprender lo que acaba de ocurrir, al alzar la vista los mechones sueltos de su cabello castaño oscuro se deslizaron despejando su frente. El callejón desaprecio bajo los brillos de la escasa luz que se colaba sobre las paredes.

- te quiero- le había dicho a Andrea
-quizás vamos un poco demasiado rápido - respondió ella de forma incomoda

-Llevamos 9 meses saliendo y lo he sabido desde el primer momento – sonrió Erick mientras acariciaba la mejilla de Andrea
- tengo que irme- Había exclamado ella de repente, mientras le daba un beso en la mejilla,

Erick la vio alejarse con su menuda figura y su ondulado cabellos oscuro meciéndose a cada paso, quizás no había sido el momento adecuado, pero no le importaba, sabia q él era el único chico para Andrea, que no se acercaba a ningún otro, que no sonreía con ningún otro, solo estaba insegura respecto a lo que sentía, así q se alejo parcialmente tranquilo.

Una semana trascurrió y no tuvo noticias de ella, intento contactarla por medio de su celular pero no respondía sus llamadas, preocupado llamo a su casa, no se encontraba allí, pero su madre le comunico donde podría ubicarla, había salido con sus amigas de compras para preparar una pequeña acampada en las montañas. Erick recordó al instante la salida anual de las chicas al Monte Wrend cada primera semana de primavera, probablemente saldría dentro de estos días y no volvería a verla en al menos una semana, por lo que decidió ir a buscarla y sorprenderla.

El centro de Brisdale era pequeño y solo habían 2 tiendas de expediciones, una a una cuadra de la otra, Erick entro a la primera, era bastante grande pero al ínstate pudo reconocer las risas de Andrea entre las los pasillos, era una de las cosas más características que tenia y Erick no habría podido confundirla ni aunque así lo desease. Se encamino siguiendo el sonido entre cañas de pescar y cantimploras, pero no lograba verla, “quizás lo imagine” pensó él, quizás fue solo su imaginación, estaba a punto de retirarse cuando ve el enorme lienzo azul de una carpa al final de la tienda, instintivamente decidió acercarse a él y súbitamente lo deslizo permitiéndole ver el interior, la imagen lo paralizo por un instante, ahí estaba Andrea con los brazos alrededor del frágil cuello de Isabel, con las manos desordenando el rojizo cabello de esta, ahí estaban las manos de Isabel sujetando la cintura de su amada Andrea, ahí estaban los labios de una sobre los de la otra. “esto explica muchas cosas”. Murmuro Erick aun estado de shock antes de alejarse, Andrea se levanto y lo llamo, pero él no se voltio ni un momento, simplemente salió de la tienda y empezó a correr.

¿Como paso esto? Se preguntaba una y otra vez intentando obtener respuestas que nunca llegaban, frustrado se acuclillo en el callejón y miro su reflejo en un charco de lodo, que estúpido se veía en esa posición con su camisa verde petróleo de manga corta, con sus pantalones cargo color crema, que estúpido se sentía en aquel callejón escondido como un niño pequeño. Enojado, se puso de pie y patio su reflejo provocando que un poco de agua salpicara sus pantalones. “esto no es normal” se dijo de pronto en su mente, el no debería de esconderse, si no ella, que atentaba contra la naturaleza, ella que iba contra todo lo honesto y correcto de este mundo. Era ella la que estaba mal y el estaba bien, sabia lo que tenia que hacer pero la duda se poso sobre el después de todo la amaba, “después de todo te usa para esconderse” murmuro su propia voz dentro de su mente.

Sin pensarlo 2 veces, tomo su móvil y marco el numero de la casa de su mejor amigo, fue su padre quien contesto, “mejor así las cosas serán mas rápidas” pensó Erick

-Doctor Criddels, que bueno que me responde necesito su ayuda…

“eso es todo” pensó Erick mientras cerraba el teléfono y lo introducía nuevamente en su bolsillo.

“Es duro ser engañado, es duro ser traicionado, es mucho más duro traicionar”





domingo, 30 de octubre de 2011

Despedida tardía

Caminando desolada, sangrando por heridas que nuca sanaran, llenando el asfalto de carmesí y los ojos de sal, camina ella la muñeca de porcelana que a pesar de las trisaduras no puede dejar de caminar, no es capaz de detener sus pasos, ella cuyo andar parece imposible y que sin embargo no puede arrojarse al suelo a buscar el descanso final.

Entre las callejuelas escucha ecos de la gente, la vida siempre parece un murmullo lejano a sus oídos, quizás escucho su nombre escapando de una de las pocas gargantas que creen conocerla, pero incapaz de reconocerlo, incapaz de detenerse continua su camino.

Su paso es lento, sus pies descalzos, sus ojos asustados como venados, rodeada por los muros imaginarios de edificios mohosos que se irguen en su mente, no puede ver nada mas que sus recuerdos pasar, siempre es de noche, siempre es una despedida incapaz de olvidar, una y otra vez puede ver el chasis de un auto alejarse hasta desaparecer, “puedo soltar tu mano, puedo verte desparecer, puedo decirte adiós una ultima vez para volverte a haber” repite en un murmullo eterno.

Es muy tarde para decir adiós cuando tu alma ya esta unida y las distancias no la pueden separar, es muy tarde decir adiós para quien no hay nada después de la despedida.

El bosque se quema al costado de la carretera, el calor entibia sus huesos, el lago del otro lado del camino refleja su imagen envejecida y cansada entre llamas, pero no se quema, no es posible decir adiós, no es posible detener su paso, solo marcha avanza, deambula en busca de un final que se niega a aceptar.




Inspirado en la canción "Late Goodbye" de Poets ofe the fall

domingo, 23 de octubre de 2011

Pesadillas

Sangre, masacre y muerte, escenas que harían temblar hasta el más rudo de los hombres eran cotidianas para él, irónicamente su mente era torturada por imagenes mucho más luminosas, que cada día lo despertaban sudando frio, que gran sorpresa fue para el descubrir que podía sudar. Intranquilo, insomne se giraba una y otra vez en intentos vanos por conciliar el sueño, pero era inútil, frustrado finalmente decide levantarse y caminar entre el polvo del ático que a escogido como refugio en esta ocasión solo por el hecho de hacer algo, entre las maderas se cuelan hasta sus zapatos pequeños ases de luz con los que juguetea aburrido.

Distraídamente se acerca hasta la ventana y mira hacia la calle, este era un poblado tranquilo sin muchas emociones, sin gritos en las calles, sin peleas de cantinas, ciertamente no era un sitio para él y su naturaleza demoniaca, nostálgico y cabizbajo pasea su mirada por la calle bajo la ventana, era una pasaje completamente despejado, salvo por una lejana silueta que caminaba lentamente de oeste a este, puesto que se encontraba a contraluz el eterno joven tardo unos minutos en distinguirla con claridad, era una mujer, una doncella joven de no más edad que la que el mismo representaba, a medida que se acercaba dudaba de su vista, sus rasgos conocidos resultaban irreales, tenían que serlo, después de todo era una imagen que no había visto en más de 100 años, no obstante era ella, no podía equivocarse, sus ojos verdes, su piel clara, su cabello carmesí como la sangre , hipnotizado por sus dudas no fue capaz de reaccionar antes de que la muchacha pasara bajo su ventana, al tomar conciencia de esto salto raudo sin pensarlo dos veces y se deslizo entre las paredes de los edificios, no estaba seguro de que haría, solo tenía la conciencia de que no podía dejarla ir .

-Aurora- grito una vez sus pies tocaron el piso, olvidando toda compostura y resguardo, la joven sin embargo no pareció orlo, no se voltio ni altero su paso.
-Aurora – grito nuevamente con mas desesperación, y al no recibir respuesta acelero sus pasos hacia ella, pero por más que corría ella, parecía mas lejana, finalmente en un esfuerzo extremo la alcanza y emocionado la abraza por la espalda. No obstante la supuesta Aurora sigue sin reaccionar, preocupado la gira para ver su rostro y la imagen paralizo su cuerpo, en lugar de verdes ojos encuentra cuencas vacías que derraman sangre, piel grisácea y arrugada cubría sus mejillas y una expresión de horror atravesaba su rostro.

sorprendido el joven la aparta de si producto de su fuerza incalculable la joven cae al piso, débilmente intenta levantarse y tras un par de caídas lo consigue, dándole la espalda continua su marcha dedicándole una mirada de soslayo mientras se alejaba, su rostro volvía a ser radiante como la Aurora, sus ojos tristes y su paso dudoso pero firme. Una vez más grito su nombre , una vez más trato de alcanzarla pero fue inútil, el brillo del sol escondía su silueta. El cálido brillo del sol, el mismo que muchos disfrutan, el mismo que quema su rostro, de súbito Hectomecus se levanto de súbito, un as de luz se colaba entre las maderas dándole directo en la frente quemando su delicada piel, pero el dolor que sentía producto del calor era ínfimo comparado con la desesperación de los errores y sueños perdidos, “míseras pesadillas” murmuro mientras regresaba a la posición anterior permitiendo que el sol lo quemara unos minutos más.



domingo, 16 de octubre de 2011

Héctor

¿han escuchado alguna vez hablar de la Ilíada? ¿no? Pero imagino que conocen el “caballo de Troya” o al menos les suena, pues permítanme refrescarles la memoria el caballo de Troya es un enorme caballo de madera que utilizaron los griegos para entrar en la amurallada ciudad de Troya. Ahora que lo sabe estamos en la misma sintonía, pero retrocedamos un poco, antes de lograr entrar a Troya lo griegos estuvieron alrededor de 10 años luchando con los troyanos. Todo esto como imaginaran esta descrito en la novela clásica de la mitología griega llamada la Ilíada.

Al pensar en la guerra de Troya la mayoría piensa en Paris, Helena y Aquiles que son los protagónicos de la historia, otros por su parte recuerdan a Ulises, no obstante hay un personaje no muy recordado en esta tragedia que siempre me a llamado la atención, Héctor.

Héctor, conocido como el temible Héctor, es el hermano mayor de Paris, primogénito de Hécuba y Príamo, gobernante de Troya, se encontraba Casado con Andrómaca, tuvo un hijo llamado Astianacte y pereció bajo la espada de Aquiles.

Ahora bien que vuelve a este personaje digno de mención, pues es simple, Héctor como primogénito se encontraba como el primer candidato para suceder a su padre, no obstante nunca mostro arrogancia por esto, muy por el contrario arriesgaba su vida por defender a su pueblo y este por tanto le respetaba y apreciaba, además de su valor cabe destacar la forma admirable en que se defendía a su familia, como se aprecia al defender a Paris cuando este se acobardo ante Menelao, quizás para algunos esto es una acto esperado después de todo era su hermano, pero cabe recordar que en el contexto antiguo donde ocurre esta historia los cobardes no tenían honor y eran repudiados por todos independientes si son familia o no, por lo que al defenderlo Héctor se arriesgo a ser repudiado.

En la literatura actual es bastante complejo encontrar algún personaje con las características de Héctor, su estructura moral a pesar de ser rígida no está dictada directamente por las normativas sociales y por tanto reacciona y actúa del modo que le parezca mejor, aquí radica su complejidad, puesto q es mucho más simple crear personajes que tienen alguna carencia emocional convertirlos en protagonistas, en cambio un personaje como Héctor es difícil de utilizar y tiende a pasar a segundo plano tal como ocurre en la Ilíada.

Es debido a todo lo anterior que he decidido crear una entrada en su nombre e invitar a todos aquellas personas q disfrutan de escribir a trabajar con personajes como Héctor, quizás no sea el material ideal para un best seller pero sin embargo será un buen ejercicio mental.


miércoles, 12 de octubre de 2011

Capitulo 3

Rodeado de lo que solo podía clasificar como “Curiosa arquitectura” Willyen se sorprendió de su situación, jamás en su vida paso por su mente la sola idea de pisar el antiguo planeta azul, no porque fuera un sueño inalcanzable para él, sino simplemente porque ese tipo de cosas nunca había llamado su atención.

Asturias ciudad de residencia de Sybille siempre se había figurado en su mente como un conjunto de edificios redondos o esféricos con palafitos que lo sujetaban para mantenerlos alejados del suelo, como toda ciudad que por su antigüedad o incapacidad de adaptación había optado por mantenerse conformada por arcaísmos. Sin embargo la imagen en su mente contrastaba radicalmente con lo que se presentaba frente a sus ojos. Abundante vegetación y estatuas humanas de distintos tamaños llamaban su atención a lo largo del camino, miro su temporizador, tenía tiempo de sobra, pero no quería arriesgarse a ningún contratiempo inesperado por lo que se dirigió directamente a su destino. No le fue difícil encontrar el palacio lo había vislumbrado en el momento justo en que había salido de la central de traslados de la zona, por su gran altura y aspecto, era un edificio gigantesco, ostentoso comparado con la decoración minimalista a la que estaba acostumbrado, con grandes pilares, entradas de medio arco y abundantes ventanas.

En cuanto llego frente a la escalera un oficial salió a recibirlo

-¿identidad?-pregunto con firmeza

-Willyen Boucicault, Concubino Categoría alfa, Cuarto planeta de enseñanza, territorio sur, división 5472, unidad 016

- Adelante – respondió el oficial una vez corroborados los datos, atreves de las rutinarias pruebas de retina y ADN capilar.

Interiormente el palacio resultaba aún más impresionante, los techos altos y la gran cantidad de ventanas que permitían entrar la luz con todo su potencial, tenían la capacidad de hacer que cualquiera se sintiera insignificante ante semejante espacio. Había guardias en todos los rincones era evidente el gusto por la seguridad tradicional, sin embargo constantemente tenía la sensación de encontrarse absolutamente solo.

Una doncella salió a recibirlo

-¿Señor Willyen Boucicault?- el asintió con la cabeza, su habitación es la 314, la banda transportadora lo guiara. Sybille lo atenderá dentro de 2 horas, se solicita su puntualidad.

Willyen volvió a asentir con la cabeza y se retiró caminando con la esperanza de que esto calmara su nerviosismo, prefería usar sus propias piernas para llegar a su habitación, después de todo dentro de su entrenamiento básico se encontraba conocer perfectamente la organización de las habitaciones dentro del palacio, un conocimiento que ciertamente consideraba innecesario para un curso básico, calculo, con la mera intención de centrar su pensamiento en algo que no fuera la audiencia que le esperaba, el porcentaje de concubinos que llega a pisar esa cerámica cuidadosamente tallada, era casi nulo, sin embargo ahí se encontraba el alterando las posibilidades. Soy el punto que se escapa de la curva murmuro para sí mismo antes de esbozar una sonrisa.

La habitación era simple, pocos muebles, colores sobrios, muy similar a la que tenía en su unidad, por lo que le hubiera resultado cómoda si no fuera por los nervios que lo invadían. Veinte minutos antes de la hora fijada salió de su habitación, camino a paso firme hasta llegar a la puerta del salón de audiencias, se identificó ante los guaridas con el mismo rigor que lo había hecho ante las escaleras de palacio y espero que lo anunciaran.

La puertas se abrieron y Willyen entro con la certeza de que su vida estaba a punto de cambiar.



jueves, 6 de octubre de 2011

Misteriosa Realidad - Capitulo 7 (Final)

No tardaron en encontrar el lugar que buscaban, el laboratorio de biología y anatomía básica se encontraba asombrosamente iluminado por una cálida luz que parecía provenir de las paredes, se veía completamente diferente al lugar que Elizabeth había visto hace tan solo unas horas, no obstante la joven estaba segura de encontrarse en el mismo sitio, a pesar de que ahora más que un laboratorio parecía una cocina perfectamente equipada con todos sus implementos y una larga mesa para servir sus delicias.

- Tomen asiento – las invito la voz femenina de una figura vestida de cocinera cuya presencia no habían notado, la figura les daba las espalda mientras cocinaba algo en la plancha, las chicas por su parte sin estar del todo consciente de sus actos obedecieron.

La cocinera se voltio y Elizabeth reconoció en ella a la mujer que hace un rato las llamaba, aunque ciertamente resultaba mucho menos aterradora vestida de cocinera con el sombrero que le hacía juego y tanta luz por todos lados, sus mejillas rellenas y rosadas le proporcionaban un aspecto incluso amigable.

- Coman un poco, es bueno variar de los medicamentos de vez en cuando y esto es bastante saludable – ofreció mientras ponía frente las jóvenes distintos platos.

Elizabeth miro la comida con recelo, sin lograr distinguir los ingredientes pero con la fuerte creencia de que eran partes humanas, después de todo no había olvidado que se encontraban en el laboratorio de biología y anatomía básica independiente de la apariencia que tuviera este. Busco las miradas de sus compañeras con la esperanza de encontrar algo de apoyo, Andrea parecía igual de cuidadosa que ella pero Patricia por otro lado comía con entusiasmo.

- Pruébenlo, esta bueno. Comento esta al notar las miradas de sus compañeras.

Andrea aun recelosa probo un poco y con gestos invito a Elizabeth a que hiciera lo mismo, esta por su parte miro su plato, acomodo a su hermanita para poder sujetarla con un solo brazo y probo un poco de la extraña comida, tenia textura de cartílago pero para su sorpresa tenía una agradable sabor a cebolla frita. Las chicas comieron rápidamente sin ninguna conversación hasta que al terminar su cocinera exclamo.

- ya se ven mejor, que les parece si vamos a las habitaciones y las presento – parecía que la mujer hablaba para ella sola sin prestarles la menor atención – primero hay que enterrar sus cuerpos y luego…

Los ojos de Andrea y patricia se abrieron como platos al escuchar estas palabras, pero Elizabeth permanecía extrañamente tranquila como si y se esperara una afirmación como esta.

- pero señora – la interrumpió con la misma calma – nosotras no estamos muertas

- ¿pero cómo es posible? – murmuro la mujer mientras que la sorpresa acudía a su rostro.

- no lo sé señora, esperaba que usted pudiera explicárnoslo ¿sabe si esto había ocurrido antes?- pregunto Elizabeth

La mujer parecía consternada, el color había desaparecido de sus mejillas mientras buscaba en su memoria durante segundos que parecían eternos.

- me parece que el joven Ben estaba completamente sano cuando lo conocimos - pero nadie sabe cómo, ni porque, tampoco pudimos preguntárselo, estuvo muy poco tiempo por aquí

Elizabeth se sonrió, no sabía muy bien que pretendía hacer ni como lo haría, pero el calor de la esperanza invadió su espíritu y esto que pensaba era su cuerpo, a estas alturas no estaba segura de nada.

- De pie chicas – les dijo a sus amigas que seguían petrificadas sin terminar de entender que era lo que ocurría- no sé si saldremos de aquí, pero tengo una idea – agrego mientras se ponía de pie con la pequeña Constanza en sus brazos y un brillo de seguridad en su mirada.

- yo te sigo – exclamo patricia finalmente mientras se ponía de pie

- no creo que tenga elección – le siguió Andrea con una sonrisa, producto de el animoso ambiente que llenaba el aire.

La mujer aun sorprendida vio salir a las tres chicas de la habitación sin atreverse a seguirlas

***

En la mañana del día siguiente a la fiesta de graduación un centenar de policías rodeaba el viejo edificio del illusions real school”

- ¿han encontrado algo? – preguntaba Ricardo del Toro con desesperación a cada oficial que tenia a su lado

- no señor, pero seguiremos buscando – era la respuesta más común

Ricardo encendía un cigarrillo tras otro presa de los nervios, hasta que distinguió a un joven oficial que se acercaba a él con velocidad cargando un extraño bulto difícil de distinguir entre sus brazos

- ¿señor del Toro? – pregunto el oficial mientras le ofrecía el bulto, Ricardo arrojo lo que le quedaba de cigarro y con el corazón acelerado lo tomo con premura, hay envuelta en una frazada estaba su pequeña hija Constanza tan blanca como el papel, toco su rostro con su mano y las lagrimas corrieron por sus ojos al sentir el frio de su piel.

- ¿papi, eres tú? – Pregunto de pronto la criatura al tiempo que abría los ojos – papi, tuve un sueño horrible - grito mientras lo abrazaba con todas sus fuerzas.

Ricardo no podía creer lo que escuchaba, sentía como le volvía el alma al cuerpo, abrazo a su pequeña fuertemente, la alegría de encontrarla con vida era tan inmensa que escapaba por sus ojos, cualquiera que lo conociera podía decir que no había estado tan emocionado en toda su vida. El hombre reviso con cuidado a su hija en busca de alguna herida, pero esta parecía encontrarse completamente sana, más allá de la particular palidez y el frio en su piel no tenía ninguna herida, de hecho no le sorprendió el darse cuenta que llevaba el mismo vestido blanco de lazos rosa pálido que lucía para la graduación de su hija, solo llamo su atención la usencia tanto de zapatos como de calcetines en su hija, esta se encontraba completamente descalza y con una delgada cadena de plata que él nunca había visto en su tobillo izquierdo, y al revisarla detenidamente en esta encontró una pequeña cruz también de plata y amuleto con forma de corazón. No comprendía de donde habían salido pero al intentar quitárselo su hija se lo impidió, rogándole que le dejara conservarlos.

La policía busco por días pero no encontró señales Elizabeth ni de sus compañeras por más presiones que Ricardo del Toro ejercía, era como si las chicas simplemente hubieran desaparecido de la tierra.



domingo, 25 de septiembre de 2011

Misteriosa Realidad - Capitulo 6

De pronto se escucharon unos pasos que interrumpieron las meditaciones de la joven, las chicas cruzaron miradas y sin formular palabras volvieron a correr, recorrieron los pasillos con celeridad guiadas por Elizabeth que abría cuanta puerta se les interponía, hasta que al cruzar el dintel de una de ellas entraron a una habitación donde se encontraban tres figuras, dos hombres vestidos de negro que no mostraron señales de notar su presencia y una mujer con vestidura igual de oscura, todos parecían tener un aspecto similar al tipo que las seguía, quizás por su ropa raída, o por su tez blanca, era difícil decirlo.

- Por aquí – las llamo la mujer, pero al ver la expresión de terror de Elizabeth se apresuro a agregar en tono calmado – No somos tan espeluznastes como parece, anda un chico con un agujero en la cabeza, el si asusta bastante no se le vallan a acercar.

Sus palabras sonaban amables pero Elizabeth no se quedo a escuchar sus consejos, sin pensarlo dos veces retrocedió sus pasos y corrió lejos de la mujer seguida por sus compañeras

- Por acá – les señalo Elizabeth a sus compañeras al distinguir los laboratorios, los atravesaron rápidamente y para su desconcierto acabaron en un pasillo sin salida, que provoco que se detuvieran impetuosamente a riesgo de estrellarse contra una pared.

- no entiendo que está pasando - exclamo Elisabeth después de un momento al tiempo que extendía los brazos para que Patricia le entregara a su hermanita, le daba mucha tranquilidad tenerla en sus brazos a pesar de que seguía sin despertar.

- Debemos salir de aquí – exclamo Andrea

-este lugar me da miedo- comento Patricia mientras con su mano buscaba algo en su propio cuello

- ¿pero como saldremos? Pregunto Elizabeth

- mi cruz no está – anuncio espantada Patricia sin prestar atención a la pregunta que se acababa de formular

- ¿tu cruz? ¿Pero si no te la sacas por nada? – Pregunto Andrea revisando sus propias muñecas – mi amuleto tampoco esta

- busquemos la salida – volvió a centrarse Patricia – no debe estar muy lejos después de todo acabamos de pasar los laboratorios

- es cierto – corroboro Andrea

Una idea evidente cruzo la mente de Elizabeth, se encontraban en el primer piso del edificio, puesto que en ese piso se encontraban los ya mencionados laboratorios, sin embargo la joven no recordaba haber bajado escaleras en ningún momento y estaba segura de que había estado en el segundo piso, en las habitaciones

- tenemos que volver – exclamo con firmeza finalmente

- ¿A dónde te encontramos? – pregunto Andrea sorprendida y algo asustada, pero Elizabeth negó con la cabeza

- a los laboratorios – respondió, tenía la sensación de que solo desde allí llegarían a la salida, y agradeció en su interior que sus compañeras no le preguntaran el porqué puesto que ella misma desconocía la respuesta.





lunes, 12 de septiembre de 2011

Misteriosa realidad - capitulo 5

- ¿Qué haces Eli? las palabras aunque susurros sobresaltaron a Elizabeth, quien pensaba que se encontraba sola, rápidamente salió de la abertura por el lado de la habitación y para su sorpresa encontró a su hermana Constanza.

- ¿Qué haces aquí?- pregunto impactada

- Me escondí en el auto y vine a cuidarte – respondió la pequeña, Elizabeth inconscientemente sonrió ante estas palabras, estaba dispuesta a reprenderla pero tenía cosas más apremiantes en mente

- Bien, vigila la puerta por si viene alguien – ya tendría tiempo de reprocharle más adelante, por ahora volvió a intentar atravesar el agujero

La tarea le estaba resultando bastante más fácil ahora que sabía que alguien vigilada sus espaldas, a pesar de que era poco lo que Constanza podría hacer ante algo inesperado su sola presencia le producía seguridad. De pronto algo llamo su atención, ante la aparición de su hermanita se había olvidado por completo de los murmullos, y ahora que los buscaba en el aire se daba cuenta que habían desaparecido, intrigada miro al pie de la escalera en su búsqueda y para su sorpresa vio un sujeto pálido que la miraba desde abajo, Elizabeth lo observo durante una fracción de segundo, era un tipo alto, delgado, de mediana edad que usaba un traje raido con un sombrero de hongo muy al estilo del siglo pasado, no logro distinguir su rostro pero algo en su interior le decía que debía huir, salió del agujero tan rápido como pudo y le grito a Constanza que la siguiera, juntas corrieron por el pasillo y pasaron por el lado de la puerta iluminada en el preciso instante en que esta se abría y el mismo hombre que hace segundos estaba al pie de la escalera salía de ella.

El sujeto rápidamente estiro su mano alcanzando certeramente el frágil brazo de la pequeña produciendo que esta chillara, Elizabeth se voltio de inmediato ante el grito de su hermanita y la tomo desde la cintura mientras el sujeto la seguía jalando, entonces la joven pudo distinguir su rostro con facilidad, su cara era más bien alargada, su mandíbula cuadrada, la nariz ancha, el cabello corto y cano y los ojos pequeños tan dilatados que parecían ser completamente negros.

Elizabeth se sentí en desventaja, el sujeto tenía demasiada fuerza y no sabía cuánto más podría resistir, sus fuerzas estaban pro flaquear pero en ese preciso instante vio dos pares de manos que la ayudaban tirando de su hermanita, sintió una fuerte corriente eléctrica pero se negó a soltar a Constanza, de pronto vio al sujeto caer como si lo hubieran empujado así que tomo a su hermanita en los brazos y empezó a correr para alejarse del sujeto, a su lado reconoció a un par de chicas de su grupo de compañeras más cercanas, pero no había tiempo para charlar, corrieron juntas tratando de escapar de ese inexplicable peligro

***

Las jóvenes recorrieron el edificio con celeridad sin prestar atención a las habitaciones que atravesaban, hasta que quedaron sin aliento

- ¿Qué está pasando? – pregunto patricia entre suspiros tras asegurarse que no las siguieran

- No lo sé – respondió Elizabeth, al tiempo que se apoyaba en una pared cercana, sin dejar de sujetar fuertemente a su hermana que se había desmayado de la impresión.

- ¿Quién era él? – pregunto Andrea

- no lo sé – volvió a responder Elizabeth

Las tres se miraron por un minuto confundidas sin saber que decir

- ¿te la sostengo un instante para que descanses? – rompió el silencio Patricia, refiriéndose a Constanza, Elizabeth acepto y solo una vez que el peso de su hermana se deposito en su compañera fue capaz de percatarse del gran cansancio que sentía en los brazos, después de todo por muy menuda que fuera la pequeña a sus siete años no era tan fácil de cargar, aunque para Patricia parecía una tarea sencilla ya que era bastante corpulenta por su contextura física resultaba evidente que tenía bastante más fuerza que la mayoría de las chicas del “illusions real school”.

Elizabeth contemplo por un instante a sus compañeras, con la media luz de la penumbra Patricia parecía un verdadero oso, y Andrea tan baja y menuda como siempre a su lado parecía aun más pequeña que de costumbre, era fácil entender por qué en todo el establecimiento la apodaban “chica” , llamo la atención de la joven el hecho de que ninguna de las dos llevara ropa de gala, sino que en su lugar traían ropa casual, de esa que usa alguien de su categoría social en un día cualquiera, era una cosa curiosa pero Elizabeth no estaba de humor para preguntar al respecto.

De pronto se escucharon unos pasos que interrumpieron las meditaciones de la joven...


sábado, 3 de septiembre de 2011

Misteriosa realidad - capitulo 4

Elizabeth camino por los pasillos decidida a no volver al salón de baile, después de todo no tenía tantas ganas de socializar como le habría gustado a su padre, en lugar de eso subió a las habitaciones se veía mucha gente por todos lados, ya eran las primeras horas de la madrugada y había bastante alcohol entre sus compañeros adolecentes por tanto lo que veía a cada paso no le sorprendía en nada, se escuchaban gemidos de placer a través de las paredes y se veían múltiples parejas en los rincones. La joven abrió una puerta con la esperanza de encontrar una habitación vacía y poder descansar, pero no tuvo suerte, encontró una pareja de chicas entre las sabanas que poca o mejor dicho ninguna atención le prestaron, Elizabeth la miro con curiosidad por un segundo dispuesta a marcharse de inmediato pero ahí junto a una desconocida pudo distinguir para su desgracia a Carmen, la chica por la cual su antigua novia la había dejado, una punzada de dolor acudió a su pecho ante el recuerdo de su un amor que aunque pasado no terminaba de desaparecer en su cuerpo, así que cerró la puerta de golpe y se alejo de la habitación tan rápido como pudo intentando escapar inútilmente de las imágenes en su cabeza.

Cruzo el edificio de extremo a extremo pasando por infinidad de habitaciones y encontrando sexuales escenas en cada una de ellas, chicos con chicas, chicas con chicas, chicos con chicos, en su recorrido vio todas las combinaciones posibles y en distintos números de integrantes, en mas de alguno le invitaron a participar al verla en la habitación, pero Elizabeth no estaba interesada, finalmente tras mucho caminar llego a una zona donde se observaba menos movimiento, no estaba segura de donde estaba exactamente, en ese sector el edificio volvía a parecer un colegio y por tanto reaparecían todos sus características, reconoció el laboratorio de biología y anatomía básica al pasar por, a esas horas de la madrugada el lugar parecía mucho mas tétrico de como lo recordaba, continuo entre los pasillos oscuros, hasta que desde la distancia distinguió una pequeña luz y se acerco a investigar. El aire se había vuelto denso y un olor extraño llenaba el ambiente, la débil luz parecía provenir de una puerta que no estaba cerrada del todo al costado de un largo pasillo, Elizabeth guiada por su curiosidad intento abrir la puerta pero le resulto imposible parecía estar bloqueada por algo muy pesado del otro lado, así que miro por la abertura que se formaba y pudo ver el destello titilante del fuego proveniente de un lugar bajo, quizás sea una vela en el suelo pensó, presto mas atención y logro escucha runos murmullos muy quedos.

De pronto se voltio rápidamente, le pareció escuchar un ruido detrás de ella, escruto el lugar con la mirada ayudada por la misma luz que salía de la puerta pero no logro distinguir nada sospechoso, le llamo la atención lo nublada que se veía la noche al mirarla por el ventanal ubicado al final del pasillo, puesto que todo el día hubo un cielo despejado, era extraño que el clima cambiara tan súbitamente, por lo que la joven se acerco a la ventana para observar la escena con detenimiento y a su costado izquierdo pudo distinguir una puerta que debía conducir a una habitación contigua a aquella que tenia la luz, toco la manilla de la puerta dispuesta a utilizar toda su fuerza, pero no fue necesario esta se abrió con facilidad casi por si sola sin hacer el menor ruido.

La habitación era amplia y tenia infinidad de cajas en su interior, probablemente era utilizada como bodega, Elizabeth se acerco a la pared que separaba la dos habitaciones, poniendo el oído contra el cemento con la esperanza de poder escuchar algo, al poco tiempo el murmullo se hizo presente, guiada por el sonido recorrió la pared hasta llegar al vértice con la pared opuesta a la puerta, o al menos eso era lo que esperaba Elizabeth puesto que al llegar al lugar donde debían unirse ambas paredes había un estrecho espacio, parecía una especie de pasadizo secreto que no había sido cerrado del todo, quizás por prisa, quizás por seguridad, la joven miro por la abertura e inmediatamente pudo distinguir una larga escalera en disenso y a los pies de ella un brillo igual al que había visto en la habitación contigua, guiada por sus instintos trato de empujar la pared con la fuerte intención de entrar por el pasadizo, pero esta resulto inamovible, sin embargo la abertura era mayor que la había en la puerta de la anterior habitación anterior quizás podría entrar por ella de todos modos, por lo que sopeso las posibilidades e intento introducirse, la tarea era difícil ya que tenía que contorsionares y no deseaba usar demasiada fuerza por el riesgo que implicaba rodar por las escaleras al atravesar la entrada con demasiado ímpetu.

El murmullo de las voces se hacía más fuerte y claro a cada milímetro que Elizabeth lograba avanzar, poco a poco logro distinguir las palabras pero fue incapaz de distinguir su significado o el idioma del que provenían, por lo que intento ir memorizando la mayor cantidad de palabras posibles sin descuidar su tarea.

¿Qué haces Eli?


domingo, 28 de agosto de 2011

Misteriosa realidad - capitulo 3

La noche transcurría ligera, los chismes, la música y el alcohol eran entretención, ambiente y medio de comunicación entre los jóvenes. Varios chicos invitaron a Elizabeth a bailar y ella rechazo a la mayoría del modo más educado posible, pero lamentablemente había gente que no podía rechazar.

- baila conmigo Elizabeth – la grave voz de Maximiliano Letelier llego suavemente a sus oídos

- como si pudiera negarme Max – respondió con tono de broma una verdad que ambos conocían, Max la tomo del brazo y la llevo a la pista de baile con ligereza, era innegable que se veía muy guapo vestido de negro con esa corbata gris que destaca el azul oscuro de sus ojos, su cabello castaño se encontraba perfectamente peinado para parecer casual y su sonrisa debelaba esa gran seguridad que siempre había tenido.

- Te vez preciosa hoy- susurro Max en su oído mientras bailaban

- Eres un gran adulador – respondió la joven con picardía

- Que tranquila esta fiera esta noche – se burlo él, produciendo una mirada de molestia en los ojos de Elizabeth – no me mires así, se que no soy precisamente tu tipo, pero si me das la oportunidad te daré una noche soñada.

- Eso sería interesante de ver – respondió ella eligiendo con cuidado sus palabras para no rechazar a su pretendiente y al mismo tiempo para no darle demasiadas esperanzas

- ¿y qué me dices de un trío? – jugo Max sabiendo que eso atraería a Elizabeth - ¿Qué te parece con Camila Navallón? – propuso desviando la mirada de manera invitadora, Elizabeth siguió sus ojos y no tardo en encontrar a la chica. Era una joven morena que bromeaba con una amiga en un rincón, su cabello ondulado caía sobre sus hombros con suavidad y el vestido blanco que acentuaba el color de su piel se ceñía a su cuerpo develando sus sexuales curvas, era guapa y le gustaba, de hecho a todos en el colegio les gustaba tanto a chicos como a chicas por igual, pero no era tan inalcanzable como Elizabeth hubiera preferido

- ¿Qué me dices?- insistió Max

- No me meto con zorras – respondió ella mientras se alejaba para dar un giro mientras bailaban. Max volvió a acercarla con suavidad sin saber que decir ya que estaba totalmente consciente de que Camila era deseada por muchos y que había estado entre las faldas y pantalones de más de la mitad del alumnado.

La canción estaba por terminar y Elizabeth buscaba en su mente la forma más prudente de alejarse de su interlocutor

- ¿me la prestas un momento Max? – alcanzo a escuchar mientras una mano la tomaba por la cintura, se voltio rápidamente y vio a Eduardo, una sonrisa aprecio rápidamente en su rostro, mientras Max se alejaba rápidamente sin tener más que decir.

- ¿Cómo lo haces para rescatarme siempre que hace falta? – pregunto Elizabeth aun sonriente

- Te espío por supuesto – brosmio Ed.

- Estás loco

- Oye, no trates así a tu héroe

- Ya tenía todo controlado – rio Elizabeth

- Si claro – respondió Ed escéptico – vamos por un trago – le sugirió sin esperar respuesta, mientras la tomaba de la mano y la llevaba a la barra de licores

Eduardo era el mejor amigo de Elizabeth desde que tenía memoria, fue el que más feliz estaba de que se cambiara al illusions real school”, donde el llevaba años estudiando. Era un chico alegre, no tan adinerado como quisiera su padre pero con iniciativa y talento para surgir. Elizabeth lo miraba con detenimiento mientras bebía un mojito, esta noche usaba un traje negro lizo probablemente italiano y una camisa azul oscuro que contrastaba con sus ojos color caoba, su cabello liso caía a mechones sobre su frente, de alguna forma siempre le había gustado, y ella a él, de seguro algún día terminarías casados, ambos lo sabían.

- ¿Qué tanto me vez Eli?-

- ¿Qué te hace creer que te estoy viendo a ti? – negó la chica al verse descubierta - ¿Cuáles son tus para esta noche galán? - `pregunto en un esfuerzo de desviar su atención

- Mmm, pues creo que pasare la noche con la dulce Margarita – respondió alegremente mientras levantaba su vaso, que por supuesto tenia la mescla etílica que llevaba aquel nombre - ¿y usted señorita?

- No lo sé, supongo que paseare un poco a ver si encuentro a alguien interesante – contesto entornando los ojos, recordando las pretensiones sociales de su padre mientras terminaba su trago y se levantaba

- Suerte con eso – exclamo Ed sin mostrar el menor interés por dejar su puesto.

- Pórtate bien - se despidió Eli mientras se inclinaba para darle un beso en la mejilla, Ed rápidamente inclino la cabeza y sus labios quedaron a medio centímetro de tocarse, pero no se besaron, sin embargo ninguno aparto su rostro del otro, sabían que debían besarse, que era lo normal y lo lógico pero lamentablemente no tenían esa química especial que rodea a los amantes. Así que se sonrieron mutuamente y se miraron con esa conocida mirada que tenían entre ellos diciendo con los ojos “quizás la próxima vez”. Elizabeth lo beso brevemente en la mejilla y se alejo perdiéndose de vista entre la multitud.



martes, 23 de agosto de 2011

Batalla perdida

Revolución, es momento de decir adiós

Palpitación, es el sonido de tu corazón


Cuando el gallo anuncia el alba el soldado se levanta

Los espectros del destino ya torcieron los caminos

y es el ángel de la muerte quien decidirá su suerte

esa extrema sensación, asesinos del montón


revolución, es momento de decir adiós

palpitación, es el sonido de tu corazón.

Tanta furia desbordada, tanta sangre derramada

Pena y dolor ya no hay compasión.



ya se cruzan las miradas y se chocan las espadas

se decidirán los sueños mientras se cercenan miembros

todos luchan frente a frente pero nadie espera verse

y es que con sus propias manos se asesinan entre hermanos


revolución, es momento de decir adiós

palpitación, es el sonido de tu corazón.

Tanta furia desbordada, tanta sangre derramada

Pena y dolor ya no hay compasión.


Al clamor de la batalla se queman las alabanzas

Ya no existen inocentes, solo sangre, culpa y muerte

Pues incluso triunfadores sufrirán por sus traiciones

Y aun el héroe coronado con la sangre esta bañado


revolución, es momento de decir adiós

palpitación, es el sonido de tu corazón.

Tanta furia desbordada, tanta sangre derramada

No hay ganador, no hay salvación