miércoles, 12 de octubre de 2011

Capitulo 3

Rodeado de lo que solo podía clasificar como “Curiosa arquitectura” Willyen se sorprendió de su situación, jamás en su vida paso por su mente la sola idea de pisar el antiguo planeta azul, no porque fuera un sueño inalcanzable para él, sino simplemente porque ese tipo de cosas nunca había llamado su atención.

Asturias ciudad de residencia de Sybille siempre se había figurado en su mente como un conjunto de edificios redondos o esféricos con palafitos que lo sujetaban para mantenerlos alejados del suelo, como toda ciudad que por su antigüedad o incapacidad de adaptación había optado por mantenerse conformada por arcaísmos. Sin embargo la imagen en su mente contrastaba radicalmente con lo que se presentaba frente a sus ojos. Abundante vegetación y estatuas humanas de distintos tamaños llamaban su atención a lo largo del camino, miro su temporizador, tenía tiempo de sobra, pero no quería arriesgarse a ningún contratiempo inesperado por lo que se dirigió directamente a su destino. No le fue difícil encontrar el palacio lo había vislumbrado en el momento justo en que había salido de la central de traslados de la zona, por su gran altura y aspecto, era un edificio gigantesco, ostentoso comparado con la decoración minimalista a la que estaba acostumbrado, con grandes pilares, entradas de medio arco y abundantes ventanas.

En cuanto llego frente a la escalera un oficial salió a recibirlo

-¿identidad?-pregunto con firmeza

-Willyen Boucicault, Concubino Categoría alfa, Cuarto planeta de enseñanza, territorio sur, división 5472, unidad 016

- Adelante – respondió el oficial una vez corroborados los datos, atreves de las rutinarias pruebas de retina y ADN capilar.

Interiormente el palacio resultaba aún más impresionante, los techos altos y la gran cantidad de ventanas que permitían entrar la luz con todo su potencial, tenían la capacidad de hacer que cualquiera se sintiera insignificante ante semejante espacio. Había guardias en todos los rincones era evidente el gusto por la seguridad tradicional, sin embargo constantemente tenía la sensación de encontrarse absolutamente solo.

Una doncella salió a recibirlo

-¿Señor Willyen Boucicault?- el asintió con la cabeza, su habitación es la 314, la banda transportadora lo guiara. Sybille lo atenderá dentro de 2 horas, se solicita su puntualidad.

Willyen volvió a asentir con la cabeza y se retiró caminando con la esperanza de que esto calmara su nerviosismo, prefería usar sus propias piernas para llegar a su habitación, después de todo dentro de su entrenamiento básico se encontraba conocer perfectamente la organización de las habitaciones dentro del palacio, un conocimiento que ciertamente consideraba innecesario para un curso básico, calculo, con la mera intención de centrar su pensamiento en algo que no fuera la audiencia que le esperaba, el porcentaje de concubinos que llega a pisar esa cerámica cuidadosamente tallada, era casi nulo, sin embargo ahí se encontraba el alterando las posibilidades. Soy el punto que se escapa de la curva murmuro para sí mismo antes de esbozar una sonrisa.

La habitación era simple, pocos muebles, colores sobrios, muy similar a la que tenía en su unidad, por lo que le hubiera resultado cómoda si no fuera por los nervios que lo invadían. Veinte minutos antes de la hora fijada salió de su habitación, camino a paso firme hasta llegar a la puerta del salón de audiencias, se identificó ante los guaridas con el mismo rigor que lo había hecho ante las escaleras de palacio y espero que lo anunciaran.

La puertas se abrieron y Willyen entro con la certeza de que su vida estaba a punto de cambiar.



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