lunes, 12 de septiembre de 2011

Misteriosa realidad - capitulo 5

- ¿Qué haces Eli? las palabras aunque susurros sobresaltaron a Elizabeth, quien pensaba que se encontraba sola, rápidamente salió de la abertura por el lado de la habitación y para su sorpresa encontró a su hermana Constanza.

- ¿Qué haces aquí?- pregunto impactada

- Me escondí en el auto y vine a cuidarte – respondió la pequeña, Elizabeth inconscientemente sonrió ante estas palabras, estaba dispuesta a reprenderla pero tenía cosas más apremiantes en mente

- Bien, vigila la puerta por si viene alguien – ya tendría tiempo de reprocharle más adelante, por ahora volvió a intentar atravesar el agujero

La tarea le estaba resultando bastante más fácil ahora que sabía que alguien vigilada sus espaldas, a pesar de que era poco lo que Constanza podría hacer ante algo inesperado su sola presencia le producía seguridad. De pronto algo llamo su atención, ante la aparición de su hermanita se había olvidado por completo de los murmullos, y ahora que los buscaba en el aire se daba cuenta que habían desaparecido, intrigada miro al pie de la escalera en su búsqueda y para su sorpresa vio un sujeto pálido que la miraba desde abajo, Elizabeth lo observo durante una fracción de segundo, era un tipo alto, delgado, de mediana edad que usaba un traje raido con un sombrero de hongo muy al estilo del siglo pasado, no logro distinguir su rostro pero algo en su interior le decía que debía huir, salió del agujero tan rápido como pudo y le grito a Constanza que la siguiera, juntas corrieron por el pasillo y pasaron por el lado de la puerta iluminada en el preciso instante en que esta se abría y el mismo hombre que hace segundos estaba al pie de la escalera salía de ella.

El sujeto rápidamente estiro su mano alcanzando certeramente el frágil brazo de la pequeña produciendo que esta chillara, Elizabeth se voltio de inmediato ante el grito de su hermanita y la tomo desde la cintura mientras el sujeto la seguía jalando, entonces la joven pudo distinguir su rostro con facilidad, su cara era más bien alargada, su mandíbula cuadrada, la nariz ancha, el cabello corto y cano y los ojos pequeños tan dilatados que parecían ser completamente negros.

Elizabeth se sentí en desventaja, el sujeto tenía demasiada fuerza y no sabía cuánto más podría resistir, sus fuerzas estaban pro flaquear pero en ese preciso instante vio dos pares de manos que la ayudaban tirando de su hermanita, sintió una fuerte corriente eléctrica pero se negó a soltar a Constanza, de pronto vio al sujeto caer como si lo hubieran empujado así que tomo a su hermanita en los brazos y empezó a correr para alejarse del sujeto, a su lado reconoció a un par de chicas de su grupo de compañeras más cercanas, pero no había tiempo para charlar, corrieron juntas tratando de escapar de ese inexplicable peligro

***

Las jóvenes recorrieron el edificio con celeridad sin prestar atención a las habitaciones que atravesaban, hasta que quedaron sin aliento

- ¿Qué está pasando? – pregunto patricia entre suspiros tras asegurarse que no las siguieran

- No lo sé – respondió Elizabeth, al tiempo que se apoyaba en una pared cercana, sin dejar de sujetar fuertemente a su hermana que se había desmayado de la impresión.

- ¿Quién era él? – pregunto Andrea

- no lo sé – volvió a responder Elizabeth

Las tres se miraron por un minuto confundidas sin saber que decir

- ¿te la sostengo un instante para que descanses? – rompió el silencio Patricia, refiriéndose a Constanza, Elizabeth acepto y solo una vez que el peso de su hermana se deposito en su compañera fue capaz de percatarse del gran cansancio que sentía en los brazos, después de todo por muy menuda que fuera la pequeña a sus siete años no era tan fácil de cargar, aunque para Patricia parecía una tarea sencilla ya que era bastante corpulenta por su contextura física resultaba evidente que tenía bastante más fuerza que la mayoría de las chicas del “illusions real school”.

Elizabeth contemplo por un instante a sus compañeras, con la media luz de la penumbra Patricia parecía un verdadero oso, y Andrea tan baja y menuda como siempre a su lado parecía aun más pequeña que de costumbre, era fácil entender por qué en todo el establecimiento la apodaban “chica” , llamo la atención de la joven el hecho de que ninguna de las dos llevara ropa de gala, sino que en su lugar traían ropa casual, de esa que usa alguien de su categoría social en un día cualquiera, era una cosa curiosa pero Elizabeth no estaba de humor para preguntar al respecto.

De pronto se escucharon unos pasos que interrumpieron las meditaciones de la joven...


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