Paso a paso la luz va
desapareciendo a medida que Rubén desciende los escalones, el brillo artificial
parece lúgubre ante sus ojos, las personas deambulantes parecen fantasmas a su alrededor
y su mente se confunde entre el pasado y el presente.
La escalera termina y el piso firme parece deshacerse bajo sus pies, mira su
reloj para asegurarse que es la hora indicada “será rápido” se alentó a si
mismo aun con temor a levantar la vista. Paseo la mirada entre el sin número de
figuras que recorrían la estación. Se tardó solo unos segundos en reconocer la
imagen de Nicole, inconfundible para él, puesto que conocía esa silueta mejor
que su propio cuerpo, había deslizado sus manos por aquella piel demasiadas
veces como para olvidarla de un día a otro. Ahí estaba Nicole a tan solo unos
metros, la misma que provoco tantas sonrisas y lágrimas en él, ahí estaba
Nicole entre los brazos de otro con los ojos cerrados y los labios ocupados.
Una punzada atravesó su pecho y su
cuerpo se voltio sin siquiera detenerse a procesar alguna sensación, se
encontraba nuevamente al pie de la escalera antes de erguir su espalda,
tensionar cada uno de sus músculos y decidirse a enfrentar el dolor.
-
Hola
¿llevan mucho esperando? – preguntó con una sonrisa en su rostro.
-
No llegamos recién- Respondió Nicole.
-
¿Trajeron todo? – inquirió Rubén.
-
Todo
lo que pediste – afirmo Felipe, con la mirada turbada mientras le tendía un
paquete.
Solo entonces Rubén pudo levantar
la vista y dejar de hablar por un instante. Que extraño era saludar sin ni un
mero apretón de manos a aquel que
abrazaba cada vez que se cruzaban, Felipe que se convirtió en su amigo bajo su
techo y se ganó tanto su confianza como su admiración en un instante ahora
custodiaba lo único que parecía importante en la vida. “aun espero desear golpearte”
le grito Rubén en una mirada, “aun espero que lo hagas” respondió Felipe con aquellos
ojos oscuros mezclados de nostalgia,
rabia, ira y dolor.
-
Perfecto
– afirmó Rubén tras revisar todo.
-
Igual
quedaron algunas cosas más, por si te hacen falta, podría traértelas si quieres
– Musito la conocida voz de Nicole.
-
Esto
es todo lo que necesito, el resto ya no importa – respondió, con tono alegre
mientras sacaba un viejo reloj y lo ponía en su bolsillo.
-
El
reloj de tu abuelo – exclamó ella en un último intento por ver sus ojos
apelando a la complicidad que tantas veces compartieron, pero sin darle aquella satisfacción,
Rubén asintió con la cabeza.
-
Gracias
por todo – se despidió finalmente
Un cordial apretón de manos a un
amigo que por más heridas causadas no dejaba de importar, un frió beso en la
mejilla para ella cuya sonrisa significo una vida, media vuelta y un caminar firme
sin el valor suficiente para dejar de andar.
Por última vez ante
el inicio de los escalones, que duro parece el ascenso cuando te encuentras
sumido en la oscuridad, entonces el joven se permite voltearse a contemplar por
última vez una vida que dejo por propia voluntad, una sonrisa de medio lado
cruzo su rostro referencia a la plena
conciencia de haber tomado la decisión correcta. Realizar el último trámite del
cambio que por convicción inicio, mirar hacia arriba y ver la luz a pesar de
que ni aun bajo el sol era capaz de sentir su calor. Sonreír como siempre había
hecho ante cualquier dolor, ya ha terminado.
