viernes, 2 de noviembre de 2012

Mundo G-24


En un mundo donde el engaño es el pan de cada día, la mentira un ameno acompañante y las apariencias la estructura social, es difícil simplemente vivir.
Colin a sus 9 años camina por el verdor que le proporciona el patio trasero de la propiedad de sus padres, hace días que no los ve, pero esto no le sorprende, sus padres nunca están, tienen demasiado trabajo, demasiadas ocupaciones y un centenar de cosas que hacer por ellos, por él, por todos. A su corta edad Colin comprende perfectamente que sus padres deben estar lejos para que él tenga un futuro mejor y no debe llorar por esto ya que los niños correctos no lloran por esas nimiedades.
Harted-134 se acerca para asegurarse que el pequeño amo no sufre ningún daño, a pesar de que la propiedad no consta de mas que 400 metros cuadrados de terreno plano como patio trasero, siempre hay riesgos, siempre  se podría tropezar y ensuciar de verde las rodillas  de sus pantalones color crema y eso es algo que no podía permitir.
-          ¿Qué hay del otro lado Harted? – preguntó el niño cuando lo tuvo lo basten cerca.
-          ¿Del otro lado señorito?- repitió intentado procesar la información para verbalizarla a través de sus ya desgastados circuitos, era un modelo antiguo, se le daban mas las preguntas directas.
-          Del otro lado de la barda - aclaró el niño señalando el límite de la propiedad con su pequeña mano.
Harted busco entre su base de datos, al momento de ser ubicado en la propiedad se le indico que no debía atravesar el límite de ella, y como era de esperarse el acato esta norma al pie de la letra por ello no tenía información para responder a la pregunta.
El niño le dirigía miradas de expectación, escuchando el sonido de los engranajes en su interior, no había respuesta, ya había tardado demasiado. Por lo que cansado de esperar camino raudamente hacia la barda. Puso su mano sobre ella y se sorprendió de lo rugoso de la superficie oxidada, se dio un impulso, y asomo la cabeza por sobre el obstáculo atravesando suavemente el escudo protector. Vislumbro un sin número de colores desconocidos y formas extrañas a su cotidianidad, criaturas jamás imaginadas y una extraña calidez que parecía provenir del aire. Pero su visión solo duro un segundo mientras era jalado fuertemente hacia atrás.
-          No, debe cruzar la barda, no debe salir de sus límites - le reprochó Harted mientras lo ponía en el piso.
-          Pero… - intento protestar
-          Sin escusas, nunca, jamás volverá a hacer algo como eso, los niños buenos deben comportarse correctamente tal y como se espera de usted.
Colin miro el césped decepcionado era la primera vez que se sentía tan pequeño, era la primera vez que sentía lo que era la impotencia.


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